sábado, 28 de noviembre de 2009

Luna



También me gusta la luz de la luna.
Esta es la que se ve desde mi ventana algunas noches...


(Estoy poco inspirada para escribir palabras. Espero que no os importe que sí lo esté para hacer fotografías...)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Luz



Me fascina la luz, sobre todo en otoño y en invierno.

(La fotografía está tomada esta mañana, desde la ventana de mi casa)

viernes, 13 de noviembre de 2009

Identidad

Supongo que es inevitable, cuando una está embarazada (y con tanto tiempo vacío como tengo yo ahora mismo), leer un poco sobre el tema. Un poco o un mucho, teniendo en cuenta de que estamos en plena sociedad de la información y con solo teclear una búsqueda en Google te salen miles de opiniiones e informaciones diferentes.

Llevo un tiempo leyendo y comparando artículos, foros y lecturas sobre maternidad y crianza. Y me estoy dando cuenta de una cosa: a pesar de que los modelos en los que se basa esa forma de vivir el embarazo y la crianza (crianza natural, método conductista/Estivill) son radicalmente opuestos, ¡tienen una cosa en común!

En ambos desaparece la identidad de la mujer.
En uno, dejas de ser María para ser "mamá de Rodrigo, la cual abandona toda idea de sí misma para convertirse en una especie de pseudópodo del bebé".
En el otro, dejas de ser María para ser "esa señora a la que Rodrigo toma el pelo desde que nace y al que tiene que domesticar para que no llore mucho por las noches".

¿Y dónde queda, simplemente "María"?
¿Es que acaso el ser mamá condena a una a dejar de ser una misma, a perder totalmente su identidad como persona?

Todavía no he leído ninguna opinión ni ninguna idea en la que la identidad de la madre como persona se mantenga tal cual, pero con un bebé a su cargo... Yo, desde luego, me resisto bastante en convertirme en un pseudópodo de bebé o en una domesticadora de niños.

Prefiero seguir siendo María.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Frío

Y, de repente, llegó el frío.
De un día para otro, sin avisar ni llamar a la puerta. Todas las hojas de los árboles se cayeron de golpe, y hubo que rescatar abrigos y gorros de los armarios; y que poner edredón en la cama y que ser consciente de que el alien saldrá cuando haga todavía más frío y aún no tengo un pelele de abrigo donde meterle (de momento es el que está más calentito).

Me gusta el frío.
Asomarme a la ventana en pijama a primera hora de la mañana y notarlo en la cara.
Ver el cielo nublado, que llueva.
Bajar a la calle enfundada como una cebollita y saber que tengo los mofletes colorados y los moquillos cayendo.
Que haya menos gente por la calle.
Que la gente que hay por la calle vaya a toda prisa donde sea que vaya, mientras yo paseo sin prisa disfrutando del aire helado.
¡Comerme un helado en enero!
Que nieve en la calle mientras yo estoy en casa.
Una buena tormenta.
Meterme bajo el edredón por las noches, acurrucada, y asomar sólo la naricilla y apenas las manos mientras leo un poco antes de dormirme.
Escribir mis pensamientos enfundada en mi bata rosa de lana...

miércoles, 28 de octubre de 2009

No me apetece

No se si es que con el embarazo me estoy volviendo más sensible, o es que con el paso del tiempo soy un poquito más sabia. Pero últimamente hay cosas que no me apetecen...

... no me apetece tener que ver cuerpos desmembrados por una bomba terrorista en Pakistán, con que me informen de que tal atrocidad ha ocurrido ya es suficiente. Así que retiro la vista o directamente cambio de canal.

... no me apetece tener que llevar unos zapatos elegantes porque sí, cuando lo que me gustan son las zapatillas. Así que destierro los tacones y me pongo mis deportivas.

... no me apetece tener que escuchar consejos que no he pedido, así que directamente corto la conversación y san seacabó. Tampoco me apetece dar consejos si no me los han pedido, y tal vez ni aunque me los pidan, así que dejo de hacerlo.

... no me apetece escuchar tonterías sin sentido. Así que cambio de canal cada vez que ciertos políticos salen por la televisión o por la radio...

(Nunca me ha apetecido escuchar a cierta política en particular, y eso no ha cambiado).

Prefiero leer un buen libro.
O dejarme llevar por mi sentido común, que creo que aún no he perdido.
Sí que me apetece dar cuerda a mi mente, y ser crítica y constructiva.
Mirar por la ventana y admirar mi luz de otoño, aunque este año el cambio climático me esté robando el otoño...
Pasar un ratito en silencio, o no hacer nada.
Sentir a mi alien.
Mantener una buena conversación.
Dar un largo paseo con mis zapatillas, aunque estén viejas y feas; y en buena compañía.
Escribir tonterías, aunque tal vez no lo sean tanto...

domingo, 25 de octubre de 2009

Yo también he visto Reservoir Dogs



Yo también llevo muy mal las frases pseudohippies. Menos mal que no me están diciendo demasiadas, o la Reina Alien acabaría devorando entre babas verdosas y ácido molecular a todo el mundo para alimentar a su pequeño...

La imagen es (c) de Cels Piñol, y pertenece al cómic "Plan BB: Manual para bebés con padres raros". El que quiera leer más como esta, ¡que se lo compre!

lunes, 19 de octubre de 2009

Alien

La barriga crece y crece, y sabes que hay un alien dentro. Un alien pequeñito que no deja de crecer.

Al alien le gusta dar vueltas, moverse, no parar quieto. Tu barriga se parece mucho a la de Kane antes de que su alien decidiera salir. Un bulto. Otro bulto. Una patada (o un manotazo, según la altura). ¡La vuelta entera!
La sensación de que hay algo moviéndose ahí dentro es muy, muy extraña. Y a la vez, tranquilizadora y maravillosa.

Ya queda menos para que el alien decida salir. Sólo espero que no lo haga igual que el de Kane...

viernes, 16 de octubre de 2009

Transparente

desamparar.
(De des- y amparar).
1. tr. Abandonar, dejar sin amparo ni favor a alguien o algo que lo pide o necesita.
2. tr. Ausentarse, abandonar un lugar o sitio.

Necesitas hablar con alguien pero cuando lo intentas, ves que no es posible. A pesar de tener gente que está contigo y te apoya, no puedes evitar sentirte totalmente sola ante el peligro, porque sus soluciones, a pesar de estar cargadas de buenas intenciones, están vacías de contenido y no sirven de nada. Los que sabes que sí pueden ayudarte no lo hacen, te ignoran, no eres más que un mueble o un número o una tarjeta sanitaria para ellos. No puedes preguntar, no puedes cuestionar, no puedes exigirles más atención o respuestas, pues te siguen ignorando por completo. Te conviertes en un ser totalmente transparente y como tal te sientes por dentro.

viernes, 9 de octubre de 2009

Silencio

Llevo un rato leyendo, leyendo un buen libro echada en el sofá de mi casa y en "silencio". En "silencio" significa que no tengo puesta la televisión, ni la radio, y que aparentemente debería estar tranquila y disfrutando de mi lectura.
Pero por aquí, en silencio, significa el autobús que para bajo mi ventana y que arranca con más ruido que el que hace el Enterprise al arrancar. El siguiente autobús que pasa dos minutos después, y que hace el mismo ruido. Las obras que hay enfrente y que llevan abriendo el pavimento a martillazos desde las ocho de la mañana (son las cuatro y veinte de la tarde). La gente que pasa hablando a gritos por el teléfono móvil. El cláxon del coche. La ambulancia de la Cruz Roja probando a ver si funcionan las sirenas. La ambulancia de la Cruz Roja saliendo con las sirenas a todo meter (aunque no haya tráfico). El aire acondicionado del edificio de oficinas de al lado. El zumbido de este ordenador...

Ayer leí una columna que hablaba de lo que se valora el silencio en Japón, y de lo ruidosos que podemos llegar a ser los españoles.

Cuando el cuerpo pide silencio de verdad (ahora), envidio muchísimo a los japoneses...

sábado, 19 de septiembre de 2009

Musas

Cuando el calor deja de apretar, las nubes comienzan a cubrir el cielo y los días on más cortos, las musas vuelven a la carga.
Las musas, esas hadas de colores que sólo los artistas pueden ver, están aletargadas en verano con tanto calor. No pueden inspirar porque van derritiéndose por los rncones, así que se esconden en el fondo del cajón de los recuerdos y se quedan allí fresquitas hasta que llega el otoño. Un buen día de septiembre, cuando la luz empieza a ser hermosa, un rayito de esa luz se cuela en el cajón de los recuerdos y hace que las musas se desperecen. Bostezan, se estiran, despliegan sus alitas de colores y se asoman al borde del cajón para ver si hace menos calor. Y, si notan un soplito de aire fresquete, dan un gritito de alegría (¡yupi!) y salen saltando, cantando e inspirando.
Si alguien a quien le gusta dejar volar la creatividad, y que ha estado un poco adormilado durante el verano, se sienta un ratito en silencio junto a la ventana abierta cuando empieza el otoño, si pone un poco de atención, puede oír el aleteo de las alas de colores de las musas; y cómo éstas le susurran historias al oído.
Y así, sin comerlo ni beberlo, y en un periquete, las musas se inventna un miincuento sobre ellas mismas que escriben a través de los dedos de una escritora en prácticas a la que le gusta la luz de otoño...

viernes, 14 de agosto de 2009

Verano

El verano es pegajoso, caliente y aplastante.
Te roba las energías y sólo tienes ganas de meterte de cabeza en la nevera.
Son los tres meses más largos de año.
Por lo menos, el resto del mundo tiene la sana costumbre de salir de vacaciones, y yo, que no lo hago, tengo la ciudad toda para mí. Cuando se mete el sol (habría que poder meterlo en un tarro y guardarlo en el armario hasta septiembre), puedo pasear por donde quiera, sin tener que encontrarme con nadie...

... quiero que sea otoño, y que vuelva su luz...

viernes, 7 de agosto de 2009

miércoles, 20 de mayo de 2009

Nada

... pues eso...







(Vale, ya se que esta entrada es un churro. Pero ahora mismo estoy muy liada con el proyecto de fin de postgrado y no escribiré nada decente hasta que lo termine...)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Motivación (ausencia)

motivación.
1. f. Acción y efecto de motivar.
2. f. motivo (causa).
3. f. Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia.



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Si me pongo a pensar en "motivación", pienso en "aquello que le da sentido al esfuerzo que me supone conseguir tal o cual objetivo". Nos ponemos una meta, un objetivo, y si hay algo que le de sentido, voy a por él sea cual sea el esfuerzo que me suponga.

Pero... ¿y si el objetivo que nos hemos marcado deja de tener sentido? ¿Y si ya no hay absolutamente nada que me motive a seguir adelante? ¿Debería dejarlo? ¿Continuar, si resulta que estoy cerca de alcanzar dicho objetivo?

Hay veces que pienso que la vida es quizás demasiado corta para perder el tiempo dedicando mis esfuerzos a metas que no van a servir de nada. Lo cómodo y lo fácil debería ser: en cuanto sea cual sea mi meta ya no tiene sentido, dejarlo y a otra cosa, mariposa.

El problema viene cuando ves todo el esfuerzo que ya le has dedicado a un objetivo, y además resulta que el final está cerca. Pero, aún así, ya no le encuentras sentido. Ves que todo ese esfuerzo que has realizado, y el que te queda por realizar, no te va a servir absolutamente de nada. ¿Merece la pena tirar para delante durante el sprint final, aun a sabiendas de que todo esfuerzo es inútil? ¿O debe ser el simple hecho de acabar lo que se ha empezado suficiente motivación para terminarlo?

A veces creo que sí, que no se deberían dejar cosas inacabadas.
A veces (hoy) creo que la vida está llena de cosas bonitas por hacer como para perder nuestro precioso tiempo en esas otras cosas que ya no nos sirven de nada...

martes, 24 de marzo de 2009

Cinco minutos

Cinco minutos para escribir un pensamiento.
Cinco minutos para dejar volar la imaginación.
Cinco minutos para no mirar el reloj.
Cinco minutos para ser simplemente, yo.

Cinco minutos para levantarme y enfrentarme al mundo.
Cinco minutos, sólo cinco minutos.
Cinco minutos para escribir ocho versos.
Cinco minutos para sorprenderme.

Cinco minutos para darme cuenta de que no son ocho, ya son nueve.
Cinco minutos, y he escrito poesía.
(O al menos, algo parecido)
Cinco minutos... Y ya tengo que irme.
Cinco minutos...

lunes, 23 de marzo de 2009

(In)Tolerancia

No deja de sorprenderme la capacidad del ser humano para intentar imponer sus ideas a los demás, y proclamar su verdad (pequeñita, individual, con minúsculas) como La Verdad (única, inmensa, por encima de todo y de todos, con Mayúsculas).

Todo empieza de la manera más inocente. Una conversación cualquiera, sobre cualquier tema sesudo que se os ocurra. Cada uno expresa sus opiniones, respetando siempre las de las demás. De pronto, sin venir a cuento, llega alguien, se sienta entre los que conversan y comienza su exposición con "aquí vengo yo, ahora voy a opinar". Suelta una charla rancia y viejuna despreciando todo lo que dicen los otros con frases del tipo de "tú no sabes nada del mundo" y levantando la voz en cuanto no se baila al son que ese alguien canta. Su verdad es La Verdad, y cualquier cosa que opinen los demás son patrañas, tonterías o barbaridades.

Yo observo con los ojos y escucho con los oídos todo lo que va pasando. La conversación, la intrusión, el pisoteo y la polémica (que deja de ser sana polémica civilizada para convertirse en un avasallamiento de palabras y voces en alto). Y me pregunto: ¿tan difícil es respetar y tolerar? ¿Tan complicado es entender que el mundo es lo suficientemente grande como para que quepamos todos, pensemos como pensemos? Igual estoy equivocada y sí que es difícil. Igual lo sencillo es mandar a la hoguera a todo aquel que no piense como yo. ¿Es más sencillo ser un borrego que un hombre/mujer librepensador?

Ahora que lo pienso... Sí, seguro que es más fácil. El comportarse como un ser humano y no como un borrego requiere un esfuerzo personal y mental que no todos quieren asumir.

Me dan un poco de pena. Los respeto, cada cual puede pensar y actuar como quiera, siempre y cuando no pise a los demás. Pero no dejan de darme pena. Con lo grande y basto que es el mundo, y ellos, los intolerantes, sólo son capaces de ver una pequeña esquinita de su pequeño mundo con una sola Verdad...

miércoles, 18 de marzo de 2009

Pereza

Pereza es ese sentimiento maravilloso que experimentas cuando son las ocho de la mañana y estás aún en la cama, y te levantas sólo un momentito para subir la persiana y abrir un poquito la ventana, y te vuelves corriendo a acostar sólo para estar ahí tumbada, mientras entra la luz y el fresco; cierras los ojos y piensas lo a gustito que estás y la poca prisa que tienes hoy.

Es cuando estás sentada en el sofá sin hacer absolutamente nada, con los ojos cerrados y deleitándote con Diana Krall y un café con leche.

Es cuando te sientas en un banco en la calle a ver pasar a la gente, y estás al sol y no pasas frío.

Es abandonarse al dolce fare ni ente cuando realmente te lo pide el cuerpo. Y no es nada malo...

(Advertencia: La pereza, la pereza de la buena, debe ser administrada con moderación. El uso abusivo de la misma puede afectar negativamente al trabajo, las relaciones sociales y el crecimiento y desarrollo personal del individuo...)

martes, 17 de marzo de 2009

Un comienzo es un tiempo muy delicado...

Vale, parece que, después de darle muchas vueltas a esta cabecita mía, me animo y pincho en la página de blogs y me hago uno. Y aquí sigo, ahora mismo, dándole más vueltas a mi cabecita para ver cómo empiezo a escribir.

"Un comienzo es un tiempo muy delicado..." Me encanta esta frase. La dice la Princesa Irulan en Dune (un personaje admirable y creo que muy poco valorado por el público freak en general).

Tan delicado es el comienzo, que seguro que si ahora mismo me estás leyendo, según lo que veas, regresarás aquí otro día a ver qué mas escribo o pensarás "menudo tostón" y decidirás no volverlo a hacer.

Podría empezar por presentarme. "¡Hola! Soy María y me gusta escribir. No tengo mucha idea, pero aún así me gusta hacerlo. Y creo que como la práctica hace al maestro, podría ser buena idea el abrir un blog para "obligarme" en cierta medida a escribir un poquito cada día y así ir mejorando poco a poco. ¡Espero que me disculpes (tú, sí tú, el que me está leyendo ahora mismo) las incorrecciones literarias! Soy enfermera y siempre he estudiado ciencias..."

Bueno, no está mal. Una presentación como otra cualquiera...

También podría empezar contándote (llevo tuteándote desde el principio, no te importa, ¿verdad? Si estás aquí metido probablemente eres amigo mío...)... Como decía, podría empezar contándote qué quiero escribir en este blog. "Últimamente siento la necesidad de expresar mediante palabras escritas las ideas, pensamientos y opiniones que me vienen a la cabeza. Hace tiempo escribía y lo dejé, y parece que mis musas han regresado con furia visigoda, y esta vez para quedarse".

(Un buen amigo mío, últimamente, cada vez que me ve me dice que parezco una escritora respetable, por eso de las canas que estoy empezando a peinar. No se si tomármelo como un cumplido o darle una colleja por llamarme viejuna...)

Pero creo que ya estoy empezando a desvariar. Si decides que este ha sido un buen comienzo y sigues leyéndome tendrás que acostumbrarte a que desvaríe un poco cuando escribo...

¿Y por qué "Luz de Otoño", te preguntarás? Vaya un título para un blog. "Luz de Otoño".

Me encanta la luz de otoño. Esa luz dulce y suave que entra por las ventanas las mañanas de Octubre. Es una de esas pequeñitas cosas que me hacen ser feliz.

He titulado a mi blog "Luz de Otoño" porque seguramente escribiré sobre las cositas pequeñas que me hacen feliz. Como la luz que entra por las mañanas, las onzas de chocolate o las sábanas recién lavaditas y planchaditas.

Espero no haberte aburrido demasiado, seas quien seas el que me está leyendo. Y espero que no te haya parecido muy mal comienzo y sigas leyéndome.

Yo te prometo seguir escribiendo...