martes, 23 de marzo de 2010

Placeres

Placeres son momentos preciosos y sencillos que llenan de goce y satisfacción nuestras vidas. Esos pedacitos de tiempo y espacio que se atesoran en el fondo del ser y que nos ayudan a ser felices. El deleite de los sentidos en todos los ídem, valga la redundancia. Vista, oído, olfato, gusto, tacto. Hedonismo en estado puro, pero hedonismo bien entendido.

... un café con leche recién hecho...
... la Gymnopédie nº 1 de Erik Satie...
... una caricia todo a lo largo de la espalda...
... la risa de un bebé...
... el cielo gris y la luz de otoño...
... el aroma de las mimosas en primavera...
... chocolate amargo...
... el tacto de la hierba húmeda en los pies descalzos...
... "¡Ajjjo!"...
... una buena conversación sobre cualquier cosa interesante, trascendente o mundano...
... la hipnosis que produce ver dormir a tu hijito, imagen viva de la placidez,,,
... la luz del amanecer entrando por la ventana, la brisa refrescante, cortinas blancas, el susurro del mar, el abrazo del ser amado... (esta es el colmo del placer, para mi gusto)

Creo que definitivamente soy hedonista convencida.


 (En otro orden de cosas, esta sonrisita es la culpable de que no haya escrito nada desde noviembre. El alien salió de la barriga un mes antes de tiempo, pequeñito y luchador, y me ha tenido felizmente secuestrada desde entonces. Ahora tiene tres mesecitos, está hecho un solete (solete del centro de mi sistema solar) y es el responsable de muchos de mis pequeños placeres cotidianos y de que esté cada vez más convencida de los beneficios del hedonismo bien entendido).