Una conocida anónima me ha hecho llegar este jueguillo, cuyo objetivo es que nos (bueno, que me) conoczáis un poco mejor. Consiste en dar cuatro respuestas a una serie de preguntillas. Así que ahí vamos...
Cuatro cosas que siempre llevas en el bolso.
- Las llaves.
- La cartera.
- El teléfono móvil.
- La agenda.
Cuatro cosas favoritas en tu habitación.
- La ropa de cama blanca.
- Los visillos blancos.
- La luz que entra a media tarde.
- El taquillón enorme de Ikea.
Cuatro cosas que te gustan ahora mismo.
- La estabilidad que hay en mi vida.
- Phineas y Ferb
- Asomarme a la terraza a media tarde y dejar que me de el solete.
- Mi trabajo.
Cuatro cosas que siempre has querido hacer.
- Escribir (¡y publicar!) una novela.
- Aprender a tocar el piano.
- Viajar a la Polinesia. O a Hawaii.
- Contratar un estudio de decoración de interiores de esos superestilosos y decir "me decoren la casa, oiga".
Cuatro cosas que no sabemos de tí.
- Tengo cierta tendencia a hacer lo contrario de lo que se me quiere imponer...
- Sigo con mucha convicción la filosofía del movimiento Slow.
- Soy enfermera y me encanta mi trabajo.
- Tengo en la cabeza como cinco o seis historias (además de Hilando el Destino) pendientes de escribir. Casi todas de ciencia ficción y una de terror (ambientada en un hospital y protagonizada por enfermeras. Tranquilos, no habría zombies, que están muy vistos ya.).
Cuatro musiquillas que no te puedes quitar de la cabeza.
- La de los títulos de crédito de Phineas y Ferb. "Más o menos cien días hay de vacaciones, y empiezan las clases de nuevo..."
- La de "Yo soy Pat el Cartero y mi gato se llama Jess" (¿se nota mucho que tengo un bebé?).
- Cualquier ritmillo de Jazz que oiga. Se me pega al instante y lo tengo todo el día en la cabeza. Hoy ha tocado "Route 66" de Nat King Cole.
- Gymnopedie nº 1 de Erik Satie, sobre todo cuando me quiero relajar.
Bueno, pues ya está. Espero que os hayáis divertido, al menos un poquito.
Ahora se supone que yo tengo que pedirle a 4 personas que sigan con el juego... Pero como a mí el juego me ha llegado por lo privado, yo haré la petición también en privado...
Nos leemos...
lunes, 25 de octubre de 2010
domingo, 29 de agosto de 2010
Cambios
Cambio. La palabra da un poco de miedito, aunque si no fuera por los cambios el ser humano ya se habría extinguido. Somos seres dinámicos que necesitan ir hacia delante y aprovechar las oportunidades que nos brindan los cambios, o nos marchitamos y morimos (o nos convertimos en seres rancios anclados a épocas pasadas, zombies del progreso, muertecitos por dentro...).
Se avecinan cambios en mi vida (sí, más, aunque el cambio gordo fue el haber tenido un hijo). De momento, he empezado por apañar un poco el blog, añadiendo nube de tags y repasando las entradas. Es un cambio pequeñito pero espero que os guste.
Espero poder actualizar pronto, pero parece que aún no oigo el aleteo de las alas de colores de las musas. Ya se acerca mi otoño (en verano no soy persona humana, también soy un zombie)...
Se avecinan cambios en mi vida (sí, más, aunque el cambio gordo fue el haber tenido un hijo). De momento, he empezado por apañar un poco el blog, añadiendo nube de tags y repasando las entradas. Es un cambio pequeñito pero espero que os guste.
Espero poder actualizar pronto, pero parece que aún no oigo el aleteo de las alas de colores de las musas. Ya se acerca mi otoño (en verano no soy persona humana, también soy un zombie)...
sábado, 14 de agosto de 2010
Ocupada...
Ya lo sé, ya lo sé. Hace muchísimo que no doy señales de vida por la red. Digamos que desde que el pequeño alien ya gatea, se pone de pie y casi camina, en casa tengo más bien poco tiempo para escribir nada de nada (ni blog, ni HED, ni cuentos...). Y en el trabajo también estoy más liada que la pata de un romano.
Sólo que sepáis que sigo viva.
Prometo volver a escribir con cierta asiduidad en cuanto se centre un poco mi ajetreada vida.
Palabrita.
Sólo que sepáis que sigo viva.
Prometo volver a escribir con cierta asiduidad en cuanto se centre un poco mi ajetreada vida.
Palabrita.
domingo, 13 de junio de 2010
Despacito
Vivimos en la sociedad de las prisas por todo. Del hacerlo todo corriendo para obtener beneficio inmediato, sea lo que sea lo que deseemos. De obtener la felicidad servida en cómodo aerosol...
Tenemos prisa por hacer cualquier cosa: trabajar, estudiar, dormir, cocinar, comer, hacer el amor, leer, ver películas, conversar, criar a nuestros hijos...
¿Por qué hay que hacer tantas cosas y tan rápido?
Nos han comido el coco para que tengamos, tengamos y tengamos: una casa, un coche por miembro de la unidad familiar (que por supuesto debe ser un coche de alta gama si no se tienen hijos o un monovolumen/todocamino si sí se tienen), tele LED con full hd y 3d para ver el mundial, dos o tres videoconsolas, portátil, todos los gadgets imaginales, todos los modelitos de última moda que seguramente nos queden fatal pero oye es lo que se lleva... el viaje al Caribe en verano y a la estación de esquí de moda en invierno.
¿Y para qué? ¿Para matarnos a trabajar como esclavos y pagar la hipoteca y los coches y la tele y los gadgets? ¿Para encerrarnos los fines de semana en un centro comercial a consumir más y más?
Mirad dónde nos ha llevado toda esta carrera por ver quién aparenta ser más importante. La avaricia rompió el saco.
Con lo fácil que es pisar el pedal del freno, vivir un poco más despacio y... bueno, vivir. Tal vez trabajando un poco menos no pueda permitirme el chalet en la playa y el todocamino, y mucho menos las vacaciones al otro lado del charco. Pero puedo permitirme el lujo de tener tiempo para disfrutar de un paseo bajo la luz de otoño con mi marido y mi hijo. Al haber levantado el pie del acelerador, puedo pararme y mirar a mi alrededor y disfrutar del camino sin pensar en el objetivo final.
¿Qué os parece? ¿Echáis vosotros también el freno?
Tenemos prisa por hacer cualquier cosa: trabajar, estudiar, dormir, cocinar, comer, hacer el amor, leer, ver películas, conversar, criar a nuestros hijos...
¿Por qué hay que hacer tantas cosas y tan rápido?
Nos han comido el coco para que tengamos, tengamos y tengamos: una casa, un coche por miembro de la unidad familiar (que por supuesto debe ser un coche de alta gama si no se tienen hijos o un monovolumen/todocamino si sí se tienen), tele LED con full hd y 3d para ver el mundial, dos o tres videoconsolas, portátil, todos los gadgets imaginales, todos los modelitos de última moda que seguramente nos queden fatal pero oye es lo que se lleva... el viaje al Caribe en verano y a la estación de esquí de moda en invierno.
¿Y para qué? ¿Para matarnos a trabajar como esclavos y pagar la hipoteca y los coches y la tele y los gadgets? ¿Para encerrarnos los fines de semana en un centro comercial a consumir más y más?
Mirad dónde nos ha llevado toda esta carrera por ver quién aparenta ser más importante. La avaricia rompió el saco.
Con lo fácil que es pisar el pedal del freno, vivir un poco más despacio y... bueno, vivir. Tal vez trabajando un poco menos no pueda permitirme el chalet en la playa y el todocamino, y mucho menos las vacaciones al otro lado del charco. Pero puedo permitirme el lujo de tener tiempo para disfrutar de un paseo bajo la luz de otoño con mi marido y mi hijo. Al haber levantado el pie del acelerador, puedo pararme y mirar a mi alrededor y disfrutar del camino sin pensar en el objetivo final.
¿Qué os parece? ¿Echáis vosotros también el freno?
jueves, 22 de abril de 2010
Igualdad
El otro día, mientras charlábamos en la comida sobre machismo y feminismo, mi hermano (que es un hombre sabio a pesar de su juventud), dijo una cosa que me dejó pensando el resto del día (¡gracias por darle cuerda a mi cerebro, hermanito!).
“Mientras sigamos pensando en términos de igualdad, seguirá existiendo la desigualdad.” (Lo transcribo de memoria, tal vez no sean las palabras exactas, pero se le parecen bastante).
Y lo razonó de la siguiente manera: no somos iguales, así que no tiene caso pensar en esos términos. Pero no se refería a que los hombres y las mujeres no somos iguales. Quería decir que ningún ser vivo es igual a otro. Él es hombre, castaño y delgado; yo soy mujer, morena y gordita; mi marido es grandón y con barba; mi amiga Silvia es rubia y menudita; mi bebé es chiquitín y tirando a pelirrojillo… ¡No hay dos personas iguales! Entonces, ¿para qué empeñarnos en empaquetarnos, igualarnos y cargarnos nuestra preciosa diversidad? Creo que mi hermano tiene razón. Mientras sigamos pensando así, mientras no seamos capaces de asumir que no puede existir la igualdad porque no hay dos seres humanos iguales, seguirá existiendo la discriminación (a las mujeres, a los jóvenes, a los discapacitados, a los ancianos, a los inmigrantes)… en definitiva, a todo aquel que no cuadre con nuestro modelo de igualdad.
Lo dicho, mi hermano es un hombre sabio... (Si todo el mundo fuese capaz de pensar como él, viviríamos en un mundo mejor)
martes, 23 de marzo de 2010
Placeres
Placeres son momentos preciosos y sencillos que llenan de goce y satisfacción nuestras vidas. Esos pedacitos de tiempo y espacio que se atesoran en el fondo del ser y que nos ayudan a ser felices. El deleite de los sentidos en todos los ídem, valga la redundancia. Vista, oído, olfato, gusto, tacto. Hedonismo en estado puro, pero hedonismo bien entendido.
... un café con leche recién hecho...
... la Gymnopédie nº 1 de Erik Satie...
... una caricia todo a lo largo de la espalda...
... la risa de un bebé...
... el cielo gris y la luz de otoño...
... el aroma de las mimosas en primavera...
... chocolate amargo...
... el tacto de la hierba húmeda en los pies descalzos...
... "¡Ajjjo!"...
... una buena conversación sobre cualquier cosa interesante, trascendente o mundano...
... la hipnosis que produce ver dormir a tu hijito, imagen viva de la placidez,,,
... la luz del amanecer entrando por la ventana, la brisa refrescante, cortinas blancas, el susurro del mar, el abrazo del ser amado... (esta es el colmo del placer, para mi gusto)
Creo que definitivamente soy hedonista convencida.
(En otro orden de cosas, esta sonrisita es la culpable de que no haya escrito nada desde noviembre. El alien salió de la barriga un mes antes de tiempo, pequeñito y luchador, y me ha tenido felizmente secuestrada desde entonces. Ahora tiene tres mesecitos, está hecho un solete (solete del centro de mi sistema solar) y es el responsable de muchos de mis pequeños placeres cotidianos y de que esté cada vez más convencida de los beneficios del hedonismo bien entendido).
sábado, 28 de noviembre de 2009
Luna
También me gusta la luz de la luna.
Esta es la que se ve desde mi ventana algunas noches...
(Estoy poco inspirada para escribir palabras. Espero que no os importe que sí lo esté para hacer fotografías...)
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